Yo no le canto a la luna porque alumbra y nada mas, le canto porque ella sabe de mi largo caminar.
Ay lunita tucumana tamborcito calchaquí, compañera de los gauchos en las noches de Tafí.
Perdida en las cerrazones quien sabe vidita por donde andaré mas, cuando salga la luna, cantaré, cantaré. A mi Tucumán querido cantaré, cantaré, cantaré.
Con esperanza o con pena en los campos de Acheral yo he visto la luna llena besando el cañaveral. Si en algo nos parecemos es en triste soledad yo no le canto'i cantando que es mi modo de alumbrar.
"... los seis agazapados en torno al sabroso volátil. Como siempre, yo abrí el banquete comiéndome la rabadilla. La ceremonia umu takapu empezaba a serme harto familiar, pero nunca me resultó tan alegre como aquella noche."
Aku-Aku: el secreto de la Isla de Pascua, de Thor Heyerdahl, traducción de Antonio Ribera, Barcelona: Juventud, 1959.
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