sábado, 9 de noviembre de 2013

"Beso", de Susy Shock

Hoy, orgullo LGBTIQ. Y entonces la Daunes y la Susy leen. Con permiso:


Besarse en los rincones oscuros
besarse frente al rostro del guarda
besarse en la puerta de la Santa Catedral de todas las Canalladas
besarse en la plaza de todas las Repúblicas
(o elegir especialmente aquellas donde todavía te matan por un sodomo y gomorro beso)
besarse delante de la foto del niño que también fui
(y sentir que me hace un guiño para que siga, que no pare, que no interrumpa, porque le gusta ese beso…)
besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados/ opacados/ apagados/ cercenados/ mutilados/ hambrientos/ que no son solo los nuestros
que tu labios y los míos mientras rajan la tierra la construyen
y hay una historia de besos que el espanto no ha dejado ser
y que por eso te beso
lxs beso
me besás
besaremos
por eso el beso
beso.

[En Relatos en canecalón, Nuevos Tiempos.]

martes, 5 de noviembre de 2013

"Gente necesaria", de Hamlet Lima Quintana

Hay gente, que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, enciende las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.

El normal es nadie

Dice Alfredo Moffat: 
"Normalidad, transgresión y marginación son definiciones de poder. El poder dice: es normal todo lo que es igual a mí; lo distinto es, en primer término, transgresor; si es muy distinto, y no respeta en absoluto mis reglas, lo pongo fuera del sistema y lo convierto en objeto, en cosa descartable, pasible de eliminación.
De modo que en el centro están los normales (aquellos que tienen trabajo o se ubican cerca del poder); en el siguiente anillo, los desocupados, las prostitutas, los artistas, todos aquellos que tienen comercio o algún tipo de intercambio con el centro, a través de un límite permeable, que les permite cierta posibilidad de ida y vuelta; y en el tercer anillo, los que pasaron un límite impermeable: chicos de la calle, mendigos, presos, grupos de alto riesgo, psicóticos, sin techo, parias de todo tipo y pelaje.
(...)
El centro está muerto, porque se burocratiza y no tiene creatividad: el normal es nadie porque precisamente coincide con la norma." 

[Osvaldo Baigorria, Anarquismo trashumante. Crónicas de crotos y linyeras, Buenos Aires: Terramar, col. Utopía Libertaria, 2008, pp. 106 y 108.]