El pic-nic era en Playa Pascual
y todos partimos en la bañadera;
armamos cantarola de primera
y la tía renegó un... “Ya están fatal”.
La comida la llevaba cada cual
pero yo dejaba que Dios proveyera
porque aquel domingo, en primavera,
comer o no comer me daba igual.
Jugamos al fútbol, fuimos al mar;
la brisa era fresca, el aire puro...
entonces me vinieron las ganas de mascar
y de pronto el día se me puso oscuro.
Pero Margarita lo volvió a iluminar
Con milanesa, amor y huevo duro.
(De La Margarita.)
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