Con el anhelo dirigido hacia ti
yo estaba sólo, en un rincón del café
cuando de pronto oí unas alas batir,
como si un peso comenzara a ceder,
se va,
se va,
se fue…
Tal vez fue algo de la puesta de sol,
o algún efecto secundario del té,
pero lo cierto es que la pena voló
y no importó ya ni siquiera porqué,
se va,
se va,
se fue…
Algunas veces, mejor no preguntar,
por una vez que algo sale bien,
si todo empieza y todo tiene un final,
hay que pensar que la tristeza también
se va,
se va,
se fue…
2 comentarios:
Lindo tema, linda sensación. ¡Y vaya qué lindo cuando eso sucede! ¿Qué marca de té tomará este chico? ¿Y en qué bar me lo encuentro?
Creo que hay que ir hasta Barcelona, y puentear al minón que tiene por esposa. Difícil, nena!
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