Como editora, Felicidad MR de Ferguson es libro de cabecera. Supe de su existencia por mis amigos editores y se lo regalé a cuando editor descubrí que no lo conociera.
Entonces, cuando Marti se recibió de Editora el año pasado, salí a las pistas a buscar un ejemplar. La tarea no debería haber sido sencilla, ya que es del 2002, yo lo leí de prestado y todos los que conseguí después, el mío incluido, fueron ejemplares de saldos; y cada vez que vi uno en una librería, lo compré "por las dudas", pero ya no se los veía en los estantes. Como Internet es la fuente de toda alegría, guglié y apareció uno en una librería cercana a mi casa; lo reservé y lo fui a buscar. ¿Qué tenía adentro el ejemplar en cuestión? El autógrafo de su autor con una dedicatoria bastante genial... fechada en Buenos Aires.
[Dice: "Don't worry,
be happy TM".]
La dedicanda seguramente es la dama que le hizo la nota, y a la que le agradezco infinitamente que haya tenido que deshacerse del ejemplar.
El libro empieza así:
Caveat emptor (un descargo de responsabilidades)
Este libro trata sobre el fin del mundo y, como tal, aborda temas tales como los recetarios dietéticos, los gurús de la autoayuda, lo presos que se arrastran por las alcantarillas, los editores desbordados por el trabajo, el hundimiento económico de los Estados Unidos de América y la generalización del cultivo de alfalfa. Y creo que, además, uno de los personajes pierde un dedo en algún momento. Esta es la historia del apocalipsis: Apocalypse Nice. Cuenta una devastadora plaga de felicidad humana, una epidemia de cálidos y atolondrados abrazos, y una misteriosa casa rodante al borde del desierto...
Podría ser peor. La versión original de este manuscrito concluía con una invasión militar a gran escala de Estados Unidos por parte de un ejército de canadienses franceses. Tal cual. Pero mi impasible editor me obligó a suprimir íntegramente esa subtrama, lo cual nos lleva al quid de la cuestión: los editores, ¿un mal necesario o una mala necesidad? (redundante, ¿no? N. del Ed.).
Felicidad MR empezó hace dos años y medio. El punto de partida fue un comentario a la ligera de una agente de promoción editorial en respuesta a una observación mía, a saber, que los autores de libros de autoayuda eran siempre las personas más desequilibradas que uno se encontraba en cualquier gira de presentación. La agente en cuestión contestó, de pasada: "Te diré algo. Si alguna vez alguien escribiera un libro de autoayuda realmente útil, nos veríamos todos en un grave problema". Se refería al mundo de la edición en general, pero mientras su comentario resonaba aún en mi a resuelto cerebro, comprendí que las repercusiones eran muchos peores de lo que ella había imaginado. Si alguien escribiera alguna vez un libro de autoayuda realmente útil, un libro que remediara nuestros males y erradicara nuestros malos hábitos, las consecuencias serían catastróficas.
Me llevó otros dos años reducir la idea a su forma actual. Aun me las arreglaba para simultanear otros encargos y trabajaba en guías de hockey, volvía continuamente a esta única idea central, reelaborándola, reescribiéndola, reestructurándola. En cierto punto, los personajes del libro dieron un golpe de Estado y tomaron completamente el control. Empezaron a dictarme cómo se desarrollaría la narración, o sea que no asumo responsabilidad alguna por lo que hacen Edwin, May o los demás.
Este libro es una obra ficticia. Todo en él es fruto de la invención. Que yo sepa, no existen cosas tales como los árboles de Shilo, ni los MK-47, ni las balas con punta de magnesio. Los términos latinos con los que Edwin bromea son auténticos, como lo son también las diversas teorías de la autoayuda planteadas. Son igualmente auténticos los "intraducibles" que aparecen. Algunos proceden de mis propias notas, tomadas durante mi etapa en Asia, pero en su mayoría han salido del extraordinario léxico de Howard Reinhold, They Have a Word for It. Y puede decirse que ahí termina lo real. El resto del libro es una mentira.
Conviene tener en cuenta que Felicidad MR transcurre en el futuro: el futuro cercano. O digamos, más bien, dentro de diez minutos.
En defensa de la educación y la ciencia
Hace 3 semanas
5 comentarios:
Lo dicho: un honor y una suerte haber encontrado el libro; y por supuesto, dejo aquí, un gracias totales a quien me lo obsequió tan generosamente.
Marti
chuik, chuik!
Qué perlita para conocer. Una penita que no se consiga. Abrazos por dos:
Ju
Te lo presto, Ju, si sos la Ju que creo que sos, je.
Y ahora cómo hago pa encontrarlo? mmm no haga estás cosas con libros agotados. Habemos enfermitos...
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