Esto viene a cuento de eso, por supuesto. Hoy es un día múltiple. Elvis has left the building.
Banderas en tu corazón
Yo quiero verlas
Ondeando luzca el sol o no.
Banderas rojas, banderas negras,
De lienzo blanco en tu corazón.
Perfume al filo del dolor.
Así invisible.
Licor venéreo del amor.
Que está en las pieles, sedas de sedas,
Que guarda nombres en tu corazón.
Son pájaros de la noche
Que oímos cantar y nunca vemos.
Cuando el granizo golpeó
La campana sonó,
Despertó sus tristezas atronando sus nidos.
Esperando allí nomás,
En el camino,
la bella señora está desencarnada.
Cuando la noche es más oscura
Se viene el día en tu corazón.
Estás cambiando más que yo (yira, yira, yira).
Asusta un poco verte así (yira, yira, yira).
Cuanto más alto trepa el monito,
Así es la vida, el culo más se le ve.
Yo sé que no puedo darte
Algo más que un par de promesas, no:
Tics de la revolución,
Implacable rocanrol
Y un par de sienes ardientes que son todo el tesoro.
Tan veloces son.
Como borrones, así veloces.
Hundiendo el acelerador.
Atragantados por los licores.
Soplando brasas en tu corazón.
Vas a robarle el gorro al diablo así:
Adorándolo, como quiere él, engañándolo.
Sin tus banderas, sedas de sedas,
Que guardan nombres en tu corazón.
Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene.
Por primera vez vas a robar algo más que puta guita.
Cuando la noche es más oscura
Se viene el día en tu corazón.
Sin ese diablo que mea en todas partes
Y en nigún lado hace espuma.
En defensa de la educación y la ciencia
Hace 1 mes
4 comentarios:
Una generación salvada con la poesía de los Redondos, ¿no?
No, no. acompañada por los Redondos, y tantos otros. Las generaciones perdidas, perdidas siguen y seguirán Ana Lucía.
Hijo de desaparecidos ninguna canción reemplaza, pero acompaña, como mucho.
Acuerdo contigo, Gabriela. Pero me refería a otra cosa: al poder de la palabra poética con el nivel de difusión de los Redondos. Si tantos chicos se criaron con esta música, las cosas no pueden estar tan mal...
Entieno Ana Lucía, vaya si entiendo cualquier poder de la palabra.
Y soy testigo de crianzas con tantas maldiciones que de a momentos me toca hacer silencio.
Es cierto que las cosas pueden estar peor.
sin duda, tus ganas anhelan mejoría.
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