Presta su voz Laura, bella siempre.
Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando llueve y saco la lengua,
y de pronto mi boca es un charco.
Un charco con libélulas y ranas,
que hacen burbujas, me cosquillean,
me alborotan por dentro y me hacen reír.
Saltan, vuelan y se asoman para jugar.
Y después crecen,
(porque adentro eran chiquitas)
y se pierden por otros charcos.
Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando me escapo a la noche,
abro la ventana y salto a la oscuridad.
Y no tengo miedo. Nada.
Me quedo ahí, acurrucado,
hecho un bollito quieto para mirar las luciérnagas,
que se prenden como faroles verdes por aquí y por allá.
Y se acercan. Porque no tienen miedo. Nada.
Y apoyan sus barrigas luminosas justo encima de mi nariz
que se asombra de luz.
Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando te vas,
y yo me quedo.
Y te espero, te espero, pero no llegás.
Miro la puerta que no se abre porque no volvés,
y te echo de menos tantotanto…
Tantotanto…
Pero la puerta sigue muda,
aunque saque la lengua,
o me haga un bollito en un rincón,
o la mire fuerte para que vengas de una vez.
¡Que vengas ya!
Pero no volvés, no estás.
Y justo cuando saqué toda la rabia,
cuando me hice grito, pataleo, lágrima y escándalo,
cuando me hice olvido de vos, porque te fuiste;
justo cuando la puerta se encaprichó cerrada y piensa seguir así,
cuando miro para otro lado, justo ahí,
aparecés,
y me abrazás,
de esa manera que me gusta tantotanto…
En defensa de la educación y la ciencia
Hace 1 mes
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