Le he preguntado,
a mi sombra, a ver como ando,
para reirme, mientras el llanto,
con voz de templo, rompe la sala,
regando el tiempo.
Mi sombra dice que reirse,
es ver los llantos, como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces, la tierra llora.
La era está pariendo un corazón,
no puede mas, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir.
La era está pariendo un corazón,
no puede mas, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir,
en cualquier selva del mundo, en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol
y hay que quemar el cielo si es preciso, por vivir.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol
y hay que quemar el cielo si es preciso, por vivir,
por cualquier hombre del mundo, por cualquier casa.
"... los seis agazapados en torno al sabroso volátil. Como siempre, yo abrí el banquete comiéndome la rabadilla. La ceremonia umu takapu empezaba a serme harto familiar, pero nunca me resultó tan alegre como aquella noche."
Aku-Aku: el secreto de la Isla de Pascua, de Thor Heyerdahl, traducción de Antonio Ribera, Barcelona: Juventud, 1959.
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