Cita no es cita.
Dar no es dar.
Caer no es caer.
Soplar no es soplar.
Pinza no es pinza.
Fierro no es fierro.
Máquina no es máquina.
Capucha no es capucha.
Submarino no es submarino.
Personal no es personal.
Parrilla no es parrilla.
Apretar no es apretar.
Quebrar no es quebrar
Cantar no es cantar.
Volar no es volar.
Dormir no es dormir.
Limpiar no es limpiar.
Guerra no es guerra.
Cuerpo no es cuerpo.
Desaparecer no es desaparecer.
Morir no es morir.
Ser no es ser.
Yo, nada.
[Este poema lo pasa Rubén, un día antes de su propio cumpleaños, sin que viniera a cuento. Lo leo, me caigo de culo. Quedé impactada, me olvidé del cumple de Rubén. Pienso en lo que tengo en mi memoria sobre ese papá por mí papá. En su ambivalencia sobre Paco, mi viejo igual tenía los libros y ahora están en mis estantes, como los de Quique, otro ambivalente, otros tantos libros, con el que no podía cortar el lazo ¿afectivo? (las cosas que Vera escribió sobre (vivió con) su padre son terribles: veo todo eso y me quedo con el mío, definitly). Todo tiene que ver con todo. El paso del tiempo, la madurez, el aprendizaje de las lecciones de los padres. ¿Quién hubiera dicho que iba a aprender tanto de mi papá ex post facto?. Ella, acá. Su libro, este.]
1 comentario:
supongo que ella es la única que puede tocar a un papá intocable.
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