“(...) Me imagino a todxs estxs niñxs pequeñxs jugando algún juego en un gran campo de centeno y así. Miles de niñxs pequeñxs y no hay nadie alrededor ―nadie grande, quiero decir―, excepto yo. Y estoy parado al borde de un precipicio descomunal. Lo que tengo que hacer, tengo que atajar a todxs si empiezan a caer por el precipicio… quiero decir, si están corriendo sin mirar a dónde van tengo que salir de algún lado y atajarlxs. Eso sería todo lo que haría todo el día. Sería el arquero entre el centeno y así. Sé que es una locura, pero es lo único que querría ser”.
“Anyway, I keep picturing all these little kids playing some game in this big field of rye and all. Thousands of little kids, and nobody's around — nobody big, I mean — except me. And I'm standing on the edge of some crazy cliff. What I have to do, I have to catch everybody if they start to go over the cliff — I mean if they're running and they don't look where they're going I have to come out from somewhere and catch them. That's all I'd do all day. I'd just be the catcher in the rye and all. I know it's crazy, but that's the only thing I'd really like to be. I know it's crazy.”
J. D. Salinger,
The Catcher in the Rye.