domingo, 25 de marzo de 2012

"Como la cigarra", by Mercedes Sosa

La voz de Mercedes es demasiado. De hecho, busqué la versión original de María Elena Walsh, pero me gusta menos, porque tiene una arreglito medio chongo de fondo. Aunque la voz de Marielena es voz fundante, es vida, en mi historia.

sábado, 24 de marzo de 2012

Hijxs Nietxs Hermanxs

36 años del golpe del 76, dictadura cívico-militar, que se morfó 30.000 desaparecidos y 500 niños y niñas desaparecidos vivos, robados, apropiados, apareciendo.

Escritas para ellos, estas canciones:

"Sólo vos", de Liliana Felipe:


"Victoria Clara", de la Bersuit:


"Yo soy Juan", de León Gieco

"Angelitos", de José Carbajal, el Sabalero

Vea esta entrada también.

"MRDRCHAIN", by Ondrej Svadlena

Otra genialidad hecha corto,  no disponible online, así que va solo el teaser. El resto se lo imaginan o lo miran por I-Sat cuando lo vuelvan a pasar.



miércoles, 21 de marzo de 2012

"El haitiano", de Sandra Siemens

Y Sandra dice, en el Día de la Poesía:


Y qué va a pasar con usted.
Creo que voy a morir, dice el haitiano.
Si rebobinara la cinta podría imprimirle otra frase a ese mismo tono.
Y qué va a pasar con usted.
Creo que voy a quedarme afuera, parado, hasta empaparme bien de lluvia.
Y qué va a pasar.
Creo que tiene que llover.
Qué.
Creo que tiene que llover. Que hace años que no llueve. Creo que hace años que no muero. Creo que voy a morir porque hace años que no llueve y ya no va quedando nada para comer.
Qué va a pasar con usted.
Creo que voy a llover porque hace años que no como y ya no va quedando nada para morir.
Rebobino.
Cuánto cuesta su muerte, haitiano. Cuánto de leche, cuánto de arroz, cuánto de azúcar. ¿No puede usted cortar caña para morir después, más tarde?
No puedo. No se puede.
¿Puede usted calcular cuánto de arroz cuesta su muerte? ¿Puede calcular con exactitud cuántos platos al mes cuesta su muerte? ¿Sabría decir si su muerte cuesta la misma cantidad de arroz que la de un ceilandés o la de un peruano o la de un mapuche? Qué va a pasar con usted.
Creo que voy a morir. Creo que tiene que llover. No sólo lluvia tiene que llover.Tiene que llover de todo porque ya no va quedando nada para morir y tengo que comer y no se puede ir a cortar caña.
Rebobino. Qué expresión tiene la cara del haitiano que dice que cree que va a morir.
Expresa seguridad. Sus ojos, su boca, su nariz expresan seguridad en lo que dicen.
Habla parco. Naturalmente. Con la certeza absoluta que le concede la experiencia, dice lo que va a suceder. Dice que cree que va a morir con la misma naturalidad que podría decir que cree que va a llover.
Por qué.
Porque ya no va quedando nada. No alcanzan los platos de arroz para cubrir el costo de mi lluvia. Porque ya es vieja mi lluvia y cansada, que cuesta dos platos menos que un peruano o un vaso de leche más que un ceilandés, más o menos como un mapuche.
¿Es indefectible?
El haitiano mira el vacío. Se queda pensando. Cuánto hace que no muere. Hace cuánto que no muere y tiene que comer porque ya no va quedando nada para llover.
No contesta el haitiano.
Entonces, qué va a pasar con usted.
Creo que voy a morir.
¿Notará alguien la lluvia? ¿Cuánta lluvia tendría que caer para que alguien notara que ha llovido usted? ¿Tiene sentido que usted coma porque ya no va quedando nada para morir y tenga que llover indefectiblemente? ¿Cree que alguien lo notará? Qué va a pasar con usted.
Creo que voy a quedarme afuera, parado, hasta empaparme bien de muerte, hasta que pare de comer mi lluvia que cuesta dos platos menos que un ceilandés o un vaso de leche más que un mapuche, más o menos como un peruano.
Una pregunta más. Cuánto arroz cree usted que cuesta la muerte de un ministro.
El haitiano mira el vacío. Está pensando.
No todas las muertes se miden de la misma manera. Hay muertes que no se miden en arroz ni en azúcar ni en leche.
En qué se miden.
No me imagino.
Y qué va a pasar con usted.
Creo que voy a morir, dice el haitiano.

"Para lavar a un gato", de Germán Machado y Cara Carmina

Palabras de Germán, diorama de Cara: belleza.


para lavar a un gato
no use lavarropas
use agua tibia
viértala gota a gota
use poco jabón
es preferible el de sebo
de tiburón
y luego del lavado
cuélguelo a secar
con solo dos palillos
y a otro cantar.



"Hay cosas que me gustan tantotanto…", de Laura Escudero

Presta su voz Laura, bella siempre.


Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando llueve y saco la lengua,
y de pronto mi boca es un charco.
Un charco con libélulas y ranas,
que hacen burbujas, me cosquillean,
me alborotan por dentro y me hacen reír.
Saltan, vuelan y se asoman para jugar.
Y después crecen,
(porque adentro eran chiquitas)
y se pierden por otros charcos.

Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando me escapo a la noche,
abro la ventana y salto a la oscuridad.
Y no tengo miedo. Nada.
Me quedo ahí, acurrucado,
hecho un bollito quieto para mirar las luciérnagas,
que se prenden como faroles verdes por aquí y por allá.
Y se acercan. Porque no tienen miedo. Nada.
Y apoyan sus barrigas luminosas justo encima de mi nariz
que se asombra de luz.

Hay cosas que me gustan tantotanto…
Como cuando te vas,
y yo me quedo.
Y te espero, te espero, pero no llegás.
Miro la puerta que no se abre porque no volvés,
y te echo de menos tantotanto…
Tantotanto…
Pero la puerta sigue muda,
aunque saque la lengua,
o me haga un bollito en un rincón,
o la mire fuerte para que vengas de una vez.
¡Que vengas ya!
Pero no volvés, no estás.

Y justo cuando saqué toda la rabia,
cuando me hice grito, pataleo, lágrima y escándalo,
cuando me hice olvido de vos, porque te fuiste;
justo cuando la puerta se encaprichó cerrada y piensa seguir así,
cuando miro para otro lado, justo ahí,
aparecés,
y me abrazás,
de esa manera que me gusta tantotanto…

"Desvelado", de Florencia Gattari

Y seguimos con otra bella voz, en el Día de la Poesía: la Flor.


Una nube en el pastito,
una boca, dos orejas:
una oveja.

Dos nubes gordas y blancas,
dos narices, ocho patas.
No me duermo.

Tres nubes con seis ojitos
sueñan con los angelitos.
Yo, despierto.

Todo un prado encapotado
me burla muerto de risa:
desvelado.

"Rolo Belmondo, el pingüino asesino", de Diego Muzzio

Vamos con otro puema en su día, del gran Diego, rimador exquisito.


En un iceberg anodino,
allá en el fondo del Polo,
vive un pingüino asesino
llamado Rolo Belmondo.

Perseguidor de sardinas
y azote de langostinos,
verdugo de las toninas
y de elefantes marinos.

Es más malo que una hiena,
ágil como un futbolista;
tiene una larga melena
y cuerpo de pugilista.

Piquito de doble filo,
plumaje a prueba de balas,
y un inimitable estilo
de compadrito con alas.

Rolo Belmondo es experto
en atraer a su presa:
se hace pasar por muerto
a la manera danesa.

Con los ojitos cerrados
se abandona a la corriente,
y flota en el mar helado
con esa pose indolente.

Así aguarda Belmondo
y cuando alguno se arrima,
con un golpe de taekwondo
ipso facto los intima.

Cuántos pobres infelices
han caído en la celada:
¡cuántos cuentan cicatrices,
cuántos ya no cuentan nada!

La impaciencia lo carcome
acechando al enemigo;
ni bien los caza los come
pues no hay que dejar testigos.

Le temen los osos blancos,
y ni hablar de las caballas;
las focas andan con zancos
y en taxi viajan las rayas.

Las ballenas, precavidas,
esperan un paquebote,
y embarcan algo abatidas,
pues no tienen camarote.

Las orcas y tiburones
no se acercan por el Polo,
y prefieren los aviones
para despistar a Rolo.

Las únicas medias bobas
siguen siendo las sardinas,
con sus primas las anchoas
y sus tías las corvinas.

Todas prefieren quedarse
en esas aguas heladas:
mejor sería mudarse
y no ser asesinadas.

Pero qué le vamos a hacer,
son más duras que las cabras:
algún día van a aprender
y se irán a otras aguas.

Mientras tanto el cruel Belmondo
en su iceberg solitario,
pasa los días orondo
sin encontrar adversario.

Se sabe: últimamente,
la policía polar
en barcos y en parapente
lo quieren localizar.

Es un trabajo muy duro
que requiere mucha maña,
pero no tienen apuro
en completar tal hazaña.

Tal vez le temen un poco
y no lo quieren confesar;
hay que estar muy mal del coco
para quererlo encontrar.

Pues Belmondo, -¡qué osadía!,
¡qué cosa más chabacana!-,
también come policías
como si fueran bananas.

"La historia del niño que hizo una mueca", de Cristian Palacios

Hoy es el Día Internacional de la Poesía. Entonces vamos con una que no sepamos todos, un poema de Cristian, escritorazo.


Historia del niño que hizo una mueca
Un gesto feo, una cara rara
El viento sopló cuando no debía
Y así ¿ya ves? le quedó la cara...

Historia triste si es que las hubo:
Quedó tan feo como una rata
Su madre al verlo murió del susto
Su padre al verlo estiró la pata...

Tropezó un bombero con la pata
Que el padre había estirado en la escalera
Cayó rodando: se rompió tres brazos
Pasó un tractor y lo aplastó en la acera.

Gritaron sus hermanas y del grito
Murió una tía que estaba mala
Murió una monja que andaba cerca
Y estallaron los vidrios de la sala.

El niño, triste, se hizo una bolsa
De cuero negro y con eso andaba
Doblado y torpe, mudo y callado
Nadie podría echárselo en cara.

Durmió en una jaula del zoológico
Por un tiempo y la vida fue sencilla
Mas no duró: los pobres animales
Por las noches tenían pesadillas.

Buscó trabajo en un viejo circo
Y en un teatro, pero fue un fracaso
Al verlo el público moría de miedo
Y en lágrimas rompían los payasos.

Al final lo sacaron a patadas
De la ciudad gritándole improperios
Tan larga era la lista de los muertos
Que ya no daba abasto el cementerio.

Un día al borde de un precipicio
Gritóle al viento que estaba harto
¡Quería de nuevo su antigua cara!
Y el viento ¡vaya! Le oyó en el acto.

Sopló una corriente misteriosa
Y en un segundo le cambió el semblante
Aunque el niño ya no era más un niño
Aún tenía la vida por delante.
Se casó, compró un perro y una vaca
Estudió para campeón de karate
Ganó un premio al mejor ascensorista
Dió dos vueltas al mundo con su yate.
En un abrir y cerrar de orejas
El tiempo vino y se fue en un segundo
La vida ya no le depara sustos
Su rostro es el más normal del mundo.
Aunque a veces de noche cuando llueve
Siente en la panza una cosa rara
El niño que ahora ya no es niño
¿Quién lo diría? ¡Extraña su otra cara!

domingo, 11 de marzo de 2012

Tam-tam-tam, versiones

Me gustan los tambores.

"The Obvious Child", del discazo de Paul Simon "The Rhythm of the Saints", con Olodum:


La aspereza de la lengua alemana para cantar así es perfecta. El pibito este tiene mucha onda.
"Haus am See", by Peter Fox:


La Orquestra Voadora haciendo "Expensive Shit", de Fela Kuti:


Enrique Iglesias ft. Wisin & Yandel con la Vegas Vanguard Entertainment Drumline, hacen "No me digas que no" y "I Like It, en los Latin Grammys 2010:


Me falta una buena batería de murga, pero no se me ocurre cuál.